La práctica del juego de azar es considerada normal, deseable y sana cuando existe un control de los impulsos y se disfruta del acto en sí mismo.
¿Juega a menudo más tiempo de lo planeado?
¿Juega hasta perder el último centavo?
¿Planifica volver a jugar para recuperar lo perdido?
¿Siente Malestar o depresión por no poder jugar?
¿Intentó dejar de jugar y no pudo?
¿Se siente mortificado o arrepentido después de apostar?
¿Le ha causado insomnio sus pensamientos relacionados con juegos de azar?
¿Ha faltado a leyes o considerado cometer una falta para financiar sus apuestas?
¿Su objetivo de apostar es para obtener dinero para pagar sus cuentas?
El problema puede ocurrir CUANDO EL JUEGO.... DEJA DE SERLO. Cuando se siente una incontrolable necesidad de jugar, ignorando cualquier consecuencia negativa.
Jugar con una frecuencia razonable y como opción dentro de la amplia oferta de entretenimientos y no por las "posibles ganancias"
Considerará que el objetivo final es la diversión , disponer la libre voluntad para hacerlo.
Jugar en grupo, con amigos o familiares.
Gastar el dinero con prudencia y no apostará más de lo previsto, ni el dinero destinado a gastos de su hogar y/o familia.
No pedir prestado dinero para jugar.
Fijar un tiempo límite de juego en cada sesión y respetarlo.
Recordar que el riesgo aumenta con las pérdidas y con el estado de ánimo negativo.
Planifique su presupuesto.
Juegue solo una cantidad de dinero que se pueda permitir perder.
Decida de antemano lo que desea gastar durante su sesión de juego.
Fije un objetivo para sus ganancias, guárdese algo y apueste solo con la cantidad restante.
Cuando esté ganando, incremente sus apuestas sólo en forma gradual.
No juegue cuando esté cansado.
Juegue solo en las mesas que estén dentro de sus posibilidades económicas.
Mantenga sus expectativas de juego en un nivel razonable
Tras cinco veces seguidas perdiendo, cámbiese a otra mesa.
Páselo bien y deje de jugar mientras aún le vaya bien.
No utilice el juego como una forma de ganar dinero.
Con el tiempo se pierde más dinero del que se gana.
Los jugadores tienen la creencia errónea de que serán los únicos que tendrán grandes ganancias. Es lo que los lleva a un juego inmoderado-descontrolado.
Siempre apueste una suma que esté dispuesto a afrontar, para su diversión, como el destinado para ir a comer o al cine. Nunca utilice el dinero destinado para sus gastos cotidianos: alimentos, alquileres.
Establezca límite razonable de dinero para apostar, por ejemplo un 5% de sus ingresos mensuales y cuando haya perdido esa cantidad, retírese. Recuerde que el ganar no ocurre la mayor parte de las veces.
Establezca el tiempo de juego y retírese una vez cumplido. Nunca intente recuperar las pérdidas, tampoco vaya a buscar más dinero.
En lo posible concurra acompañado.
No apueste cuando se encuentre deprimido, estresado o alcoholizado.
Alterne el juego con otras actividades recreativas: culturales, deportivos.
Aprender acerca del juego compulsivo
Acudir a un especialista, grupos de autoayuda, sacerdote o a un familiar.
Observar los impactos que el juego ha tenido sobre su vida.
Ofrecerse a acompañar a la persona afectada a una entrevista con un profesional.
No ocultar el problema.
Hacer saber a la persona afectada que están dispuestos a ayudarlo o a obtener ayuda profesional
Cuando se sienta arrepentido, sucede luego de haber perdido mucho en una sesión de juego.
De manera cuidadosa y comprensiva.
Hágale saber que su comportamiento afecta a los demás e inclusive a usted.
Acompañarlo a un centro de salud
Intente un acuerdo de abstinencia completa de juego.
Sugerir delegar el control de las finanzas.
Si dio pasos positivos alábelo. Reconozca cada avance.
Para conseguir cambio de conducta se necesita tiempo, esfuerzo y compromiso.